viernes, 6 de noviembre de 2009

Meningiomas del ala esfenoidal

Los meningiomas que se originan en la región esfenoidal presentan a menudo un patrón de crecimiento invasivo y destructivo de las estructuras vecinas.

Clasificación.-
según Bonnal:
Grupo A:
clinoidales Se extienden desde la duramadre del seno cavernoso, clinoides anteriores y parte interna del ala del
esfenoides. En contacto con nervios ópticos, arteria carótida y sus ramas
Grupo B:
en placa del ala Producen hiperostosis ósea y la placa crece en la del esfenoides duramadre del ala y seno cavernoso. La arteria carótida y sus ramas no están afectadas. El nervio óptico puede estar comprimido
Grupo C:
en masa del ala Combina los grupos A y B. Son muy invasivos del esfenoides y crecen hacia la línea media y el clivus
Grupo D:
del borde medio No invasivos. Inserción dural pequeña. Sin conexión del esfenoides con la arteria carótida ni con los nervios ópticos
Grupo E:
Pterional: Parte externa del ala del esfenoides en el límite entre la base y la convexidad. Se hallan en la cisura
silviana distorsionando los lóbulos frontal y temporal.

Nakamura divide los de 1/3 medio en 2 grupos

Grupo 1 sin afectación de seno cavernoso

Grupo 2 con afectación de seno cavernoso, siendo estos más frecuentes.

Epidemiología.-

Ésta es la localización más frecuente entre los meningiomas de la base del cráneo y constituyen aproximadamente el 18% de todos los meningiomas intracraneales. Clásicamente se han distinguido tres variedades, según se afecte la región más interna o externa del ala del esfenoides: tercio interno, tercio medio y tercio externo.

Son más frecuentes en pacientes del sexo femenino en la década de los 50 años de edad.

Clínica.-
La duración media de los síntomas es de aproximadamente 3 años.

La escala clínica más recomendable es la de Karnofsky y se precisa un estudio oftalmológico preoperatorio.

Los síntomas más comunes pueden variar entre epilepsia, alteraciones del carácter y cefaleas, también .disminución de la agudeza visual, edema de papila y atrofia de papila. Afectación del V par , III par , pérdida de memoria, bradipsiquia,depresión y disfasia motora.

Anatomía Patológica.-

La mayoría son meningoteliales o psammomatosos.Pueden presentar distintos grados de calcificación o hialinosis.

Diagnóstico.-

La RM es la técnica primaria para diagnosticar meningiomas:
Delinea el nivel del tumor y la relación del tumor con el parénquima cerebral. Las imágenes son hipo o isointensas en T1 e hiperintensas en T2, con captación de contraste irregular, debido a la presencia de cuerpos de psamoma.
En algún caso la imagen de hipointensidad es más evidente por la gran cantidad de calcio intratumoral.
Se visualiza la característica imagen de pseudocápsula de LCR en casi todos los casos.
Asimismo se observa imagen de cola dural en casi todos ellos y a veces de forma muy evidente.

Pueden presentar edema importante y se corresponde con tumores de diámetro mayor.



Se precisa TAC de cráneo. En algunos casos se observan hiperostosis de la base y calcificaciones intratumorales.

En las imágenes de la angiografía cerebral dependiendo del tamaño se pueden apreciar desplazamientos y atrapamientos vasculares.Las arterias nutricias proceden de la carótida interna, carótida externa, ramas de la meníngea media y ramas de la maxilar interna.

Tratamiento.-

Técnica quirúrgica
Craneotomías pterionales o según expansión craneotomías frontotemporales con fresado del techo de la órbita, ala menor del esfenoides y clinoides anteriores, según técnica de Dolenc y AlMefty, acompañado de la resección extradural de hueso infiltrado (Schick, Bleyen et al. 2006).

Exéresis tumoral.
Se consiguen generalmente resecciones de grado 1 y 2 de Simpson, aunque algunas veces la extirpación solo es subtotal.

Pronóstico.-

Como complicaciones más frecuentes se pueden producir paresias del III - V par y hemiparesias que suelen ser transitorias. Crisis epilépticas postoperatorias y fístula de LCR , trombosis venosa profunda y tromboflebitis, diabetes transitoria y neumonía.

El pronóstico es más favorable en aquellos sin afectación del seno cavernoso.Los trastornos de visión mejoran en un 50 % de los casos (Nakamura, Roser et al. 2006).

Su recurrencia puede llegar a ser del 30% (Korshunov,Cherekaev et al. 2007) y está en relación a la invasión ósea (Roser, Nakamura et al. 2005).